EDITORIAL: Paradoja Mundial: uno contra todos… sí, pero todos contra uno…no.

En nuestra edición de marzo, se hablaba de que la comunidad internacional, estaba en jaque ante la inoperancia de la ONU., y su Consejo de Seguridad, por sus mismas normas de funcionamiento, que los han hecho inviables en el siglo XXI.

Hoy nuestro tema es la escalada de tensión en el mundo, el alto riesgo de una tercera guerra mundial, es decir, de una guerra nuclear, propiciada y anunciada, aunque todavía no declarada, por un hombre, Putin, un genocida, un criminal de guerra, que ha soslayado los valores democráticos que, de una u otra forma, regían hasta hace poco tiempo, la supuesta «ética política» internacional: incursiones malignas en procesos electorales en USA, y en otros países a fin de decantar el resultado a sus intereses, hackeo de cuentas de gobiernos y empresas para obtención de información clasificada, espionaje a todo nivel, persecución a minorías, eliminación de cualquier oponente o detractor, mediante las técnicas de represión, encarcelamiento, tortura y muerte de marca propia, empleadas desde la época del zarismo. Concentración del poder personal, en detrimento de los poderes democráticos del Estado y como si fuera poco, la manipulación de la información.

Occidente, cuyas potencias tampoco escapan a todo tipo de atrocidades históricas, no previó el avance de las estrategias de poder y expansión rusas y del riesgo que este hombre representa hoy en día para la paz mundial.

Trump, como presidente, con su amistad declarada, ingenuamente le lanzó a Putin un órdago que le permitió seguir con sus planes de poder y expansión por el mundo, mientras los grandes países de la comunidad internacional, han preferido seguir con una tibia diplomacia, irrelevante y contraproducente.

Las potencias occidentales (Estados Unidos y la Unión Europea) se hicieron las de la vista gorda, para evitar problemas con el petróleo, el gas y el carbón rusos que alimentaban sus economías, o con el enorme comercio de oro y diamantes para satisfacer las necesidades de lujo de los millonarios del mundo, sin importarles llenar las arcas del dictador.

Despertaron tarde, cuando ya se completaban 8 años del inicio de la invasión rusa a Europa a través de Ucrania (Crimea 2014), hecho que dejaron pasar sin decir ni pío, sin imaginar, en su inexcusable ingenuidad, que era el comienzo de algo que puede ser una hecatombe, como lo fue el nazismo en su momento, de cuyo alcance no se percataron, hasta que fue demasiado tarde. Las sanciones aplicadas ahora, no le han hecho ni cosquillas a la economía rusa, que hoy está más consolidada que nunca.

Ahora, la OTAN considera a Rusia como su “amenaza más significativa y directa”, pero todo ha quedado en un concepto retórico. Por su parte, Donald Tusk primer ministro de Polonia, ha dicho: «estamos en una época de preguerra. No exagero.»

Hoy, estas potencias occidentales comienzan a trazar estrategias, todavía tímidas y poco eficaces, mientras conflictos como el de la guerra de Israel en Gaza, ponen en tela de juicio su moralidad como líderes y la responsabilidad de los organismos mundiales.

Por ejemplo, en un hecho casi que inédito y grotesco, Estados Unidos, autoproclamada potencia moral y policía del mundo, se disculpa públicamente ante Israel por haber permitido con su abstención, que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, exigiera un “alto el fuego” en Gaza, para evitar que se siga cometiendo el genocidio y la exterminación, como califica la ONU en su informe, las acciones de Israel.

El peligro cada día es más real. El mundo está revuelto Rusia e Israel nos tienen al borde de la tercera guerra mundial por escalamiento de sus conflictos, mientras las potencias cómplices callan y los demás países, miran para otro lado.

No sigamos indiferentes, es hora de informarnos bien, de sentir temor y de implicarnos ante estas situaciones que amenazan con nuestra propia extinción.

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